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CRISIS DE LOS CONTENEDORES

CRISIS DE LOS CONTENEDORES

Retumbante, como si se gritase dentro de ellos, viene siendo, a escala global, la denominada crisis de los contenedores, la cual, como si fuera poco, es susceptible de asociarse a diferentes sucesos de similar talla – como el manejo aduanero de la pandemia y el conflicto entre Rusia y Ucrania – que multiplican su impacto y no necesariamente su entendimiento, eco que resuena en diferentes sectores de la economía en los cuales ha de analizarse su efecto real, en aras de minimizar deterioros económicos.

Es importante, entonces, recordar que dicha crisis – bautizada como la crisis de los contenedores – en realidad no tiene su inicio ni sus efectos únicamente en ellos, sino que es más una originada alrededor de la logística de transporte marítimo, que abarca mucho más que los contenedores.

Es claro, su inicio se dio con la pandemia y sus consecuentes cierres, pues la producción a nivel mundial de contenedores bajó por parte de las navieras quienes, expectantes, disminuyeron – o frenaron – sus pedidos, reduciendo el flujo de estos, de acuerdo a la demanda; lo propio hicieron los diferentes puertos a nivel mundial con sus recursos técnicos y humanos, reduciendo su infraestructura o capacidad logística de transporte; lo que, aunado al conflicto entre Rusia y Ucrania y a intempestivos cierres en diferentes puertos a nivel mundial y al acumulamiento de contenedores sin estatus de permanencia en diferentes puertos y patios, ha hecho enfangar, de a poco, el comercio internacional, resonando la crisis de los contenedores, que no indica mucho más allá que la escasez de los mismos.

Por supuesto, dicho trance se ha visto reflejado en el alza de los fletes y, con ello, de diferentes productos dentro de cada uno de los mercados, siendo, el de los contenedores, uno de ellos.

Sin embargo, al pensar en su escasez, los usuarios locales de los contenedores para bodega, oficina, salas de venta, restaurantes, viviendas y demás han presentado su preocupación, o bien de no poder satisfacer sus necesidades o intereses o bien de, al hacerlo, estar coadyuvando dentro del agravamiento de la antedicha crisis; nada más lejano.  

De ahí que sea importante recordar que el mercado secundario de los contenedores, dispuestos para diferentes propósitos, se adelanta sobre aquellos que son dados de baja para el transporte marítimo y que, aún en estado jurídico y estructural de servicio pasan a hacer parte de un mercado de construcción e infraestructura en el que pueden utilizarse como bodegas, oficinas, salas de venta, viviendas, restaurantes, entre muchos otros usos, previa adecuación o inclusión dentro de proyectos constructivos que se valgan de su estructura y diseño (cargotectura), perfeccionando la economía circular y el efecto ambiental positivo.

Siendo así, si bien el impacto de la crisis de los contenedores afecta el mercado secundario de los mismos al reducir la disponibilidad de estos, lo hace al igual que con otro tipo de industrias que tienen contacto con el comercio transnacional, por lo que, si pudiéramos redefinir la crisis, restándole impacto mediático pero sumándole precisión, desde luego, podría leerse algo así como la crisis del transporte marítimo, o – a lo sumo – de los contenedores en tránsito.

 

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