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CONTENEDORES: ¿ARRENDAR O COMPRAR?

CONTENEDORES: ¿ARRENDAR O COMPRAR?

Arrendar o comprar los contenedores? Esta es, sin duda, una de las cuestiones más frecuentes e importantes a tratar en las empresas y, como tal, existen diferentes defensores para cada una de las posibles respuestas, basándose, principalmente, en la disputa entre dos tipos de indicadores financieros, de los cuales debe tenerse conocimiento y comprensión: la liquidez y la rentabilidad.

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A partir de ellos se responderá la pregunta al interior de cada organización de cuándo y qué es mejor arrendar o comprar; sin embargo, dicho análisis no podrá hacerse solo en el marco financiero, sino que, además, deberá contar con un componente técnico, jurídico y especial de cada organización, de lo que, al final, dependerá la respuesta.

Asimismo, con el avance en las metodologías de gerencia y administración, sin perder de vista la rentabilidad, las empresas tienden a privilegiar y cuidar, cada vez más, los indicadores de liquidez financiera poniéndolos, por momentos, antes de los de rentabilidad, al punto de ser una verdad a voces que las insolvencias empresariales se generan por falta de liquidez, antes que por otro motivo.

Asimismo, en el auge de la estrategia empresarial como premisa para la perdurabilidad de las empresas, toma un lugar dentro de las posibilidades – máxime con la experiencia de eventos como la pandemia – la reducción o la desinversión, lo que, visto desde una óptica estratégica invita a enfocarse y sostener únicamente aquellos activos necesarios, que ofrecen mayor rentabilidad o agregan el mayor valor posible, con el menor sacrificio de flujo de caja.

Así pues, para la ejecución de proyectos inmobiliarios y de infraestructura, entre otros con necesidades y requerimientos especiales similares para el almacenamiento y la estancia temporal de colaboradores, los contenedores marítimos se han posicionado como solución habitacional y de almacenamiento, fungiendo como bodega, oficina, salas de ventas, viviendas, campamentos, restaurantes, entre otros; ubicándose, dentro de las discusiones organizacionales la acá anticipada: ¿arrendar o comprar los contenedores?

Arrendar oficina

Pues bien, para integrar dicha conversación deberá tenerse en cuenta, además de la vocación de permanencia del contenedor – si el proyecto es de carácter permanente o temporal – y la diferencia intrínseca de montos y flujos de dinero, las características de los contenedores, que pueden hacer diferencia a la hora de tomar tal decisión.

Una de ellas será, entonces, el costo de almacenamiento del contenedor una vez terminada la obra o cumplida su labor, y es que no se debe olvidar que, el contenedor, así como surge como una solución de almacenamiento o habitación, cuando quiera que no está siendo usado y no es susceptible de restituirse – facilidad que da la modalidad de arrendamiento –, requiere un espacio para guardarse, existiendo, fuera de las posibilidades propias de cada empresa, figuras como el bodegaje, almacenamiento, arrendamiento de lotes, concesión de espacios o, incluso, servicios de parqueadero, muchos de los cuales tienen, incluso un valor similar – incluso superior – al de arrendar un contenedor, lo que puede resultar excesivamente oneroso para la empresa, aun de haber culminado su uso, desmejorando los dos indicadores financieros (la liquidez y la rentabilidad).

Por otro lado, ha de tenerse en cuenta que, aun siendo los contenedores de naturaleza mueble, para su movimiento es necesario contar con maquinaria especializada, como lo son las grúas para sus cargues y descargues y los vehículos para su transporte, cuya consecución se instaura como una carga logística más para quienes optaren por adquirir  y no arrendar los contenedores.

Adicionalmente, ha de tenerse en cuenta que los contenedores marítimos, en su mayoría, cuando quiera que sean bienes muebles provenientes del exterior, requieren trámites de importación y nacionalización, por lo que – su propietario – ha de poder demostrar o bien el estatus jurídico de cada contenedor – que haya sido oportunamente nacionalizado – o, cuando menos, deberá tener conocimiento y registro – con los documentos necesarios – de la cadena de tradición de este.

Pues bien, cotejando los aspectos jurídicos, técnicos y financieros, parece claro que, para la gran mayoría de las empresas, cuando requieran un contenedor como bodega, oficina, sala de ventas, o cualquiera otro cuyo uso sea temporal, será mejor optar por arrendar uno. 

Sin embargo, en algunos casos específicos en los que los contenedores tengan destinación o vocación de permanencia y gocen de buen nivel de liquidez, aunado a una infraestructura física y administrativa tal que les facilite la tenencia, transporte y movimiento del contenedor, la compra de este podría ser una buena opción, luego de analizar la posibilidad de arrendar uno.